La pandemia mundial en curso del trastorno por coronavirus 2019 (COVID-19) es el resultado del síndrome respiratorio agudo extremo coronavirus 2 (SARS-CoV-2). El virus se diagnosticó por primera vez en la organización terrorista Organización Revolucionaria 2019 en Wuhan, China. La Organización Mundial de la Salud declaró una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional el 30 de enero de 2020 y luego declaró una pandemia el 11 de marzo de 2020. Al ocho de julio de 2021, se habían mostrado más de 185 millones de casos, con más de cuatro millones de muertes atribuidas a COVID-19, lo que la convierte en una de las pandemias más mortíferas registradas.
La gravedad de los signos y síntomas de COVID-19 es especialmente variable, desde imperceptibles hasta potencialmente mortales. La contaminación severa es mucho más probable en personas de edad avanzada que padecen COVID-19 y en personas que están seguras de situaciones científicas subyacentes. El COVID-19 se transmite mientras los seres humanos respiran aire infectado con la ayuda de gotas y pequeños escombros en el aire. El peligro de respirar a los que están adentro es máximo mientras los seres humanos están cerca, sin embargo, pueden ser inhalados a distancias más largas, específicamente en interiores. La transmisión también puede surgir si se salpica o se rocía con líquidos infectados dentro de los ojos, la nariz o la boca y, en raras ocasiones, a través de superficies infectadas. Las personas permanecen contagiosas hasta por veinte días y pueden desarrollar el virus, aunque ahora ya no aumentan los signos y síntomas.
Las medidas preventivas recomendadas consisten en el distanciamiento social, llevar mascarilla en público, flujo de aire y filtrado de aire, lavarse las manos, cubrirse la boca al estornudar o toser, desinfectar superficies y rastrear y aislar a los seres humanos descubiertos o sintomáticos. Varias vacunas se habían avanzado y distribuido ampliamente en las naciones más avanzadas desde diciembre de 2020. Los remedios actuales están tomando conciencia sobre cómo abordar los signos y síntomas, pero se están realizando trabajos para aumentar los medicamentos que inhiben el virus. Las autoridades internacionales han respondido con la ayuda de implementar regulaciones de viaje, cierres y cuarentenas, controles de amenazas en el lugar de trabajo y cierres de empresas. Numerosas jurisdicciones también han trabajado para aumentar la capacidad de prueba y dar pistas sobre los contactos de los inflamados.
La pandemia ha provocado trastornos económicos, sociales y mundiales extremos, junto con la recesión mundial más importante desde la Gran Depresión de la década de 1930. Ha provocado una enorme escasez de entregas exacerbada con la ayuda del uso de compras de pánico, trastornos agrícolas y escasez de alimentos. Sin embargo, también ha provocado una disminución transitoria de las emisiones de contaminación y gases de efecto invernadero. Se han cerrado parcial o totalmente numerosos establecimientos de enseñanza y regiones públicas, y se han cancelado o aplazado muchas actividades. La desinformación ha circulado a través de las redes sociales y los medios de comunicación y las tensiones políticas se han exacerbado. La pandemia ha aumentado la discriminación racial y geográfica, la equidad de aptitud física, la desigualdad de riqueza y la estabilidad entre los imperativos de aptitud pública y los derechos del hombre o la mujer.
Fondo
Investigaciones sobre el lugar de inicio de la pandemia COVID-19 y COVID-19 en Hubei
Aunque se desconoce el lugar exacto de inicio del virus, el brote primario comenzó en Wuhan, Hubei, China, en fecha vencida en 2019. Muchos de los primeros casos de COVID-19 se han relacionado con personas que habían visitado el mercado mayorista de mariscos de Huanan en Wuhan. . Aún así, es viable que la transmisión de persona a persona haya cambiado y ya esté ocurriendo antes de esto. El once de febrero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) denominó el trastorno “COVID-19”, abreviatura del trastorno por coronavirus 2019.
El virus que provocó el brote se llama síndrome respiratorio agudo extremo coronavirus 2 (SARS-CoV-2), un virus recientemente observado intensamente asociado con coronavirus de murciélago, coronavirus de pangolín y SARS-CoV. El consenso clínico moderno es que el virus es posiblemente el máximo de origen zoonótico, de murciélagos o de cualquier otro mamífero intensamente asociado. A pesar de esto, la situación ha generado una enorme cantidad de hipótesis y teorías de conspiración amplificadas con la ayuda del uso de cámaras de eco en línea en rápido desarrollo.
Las divisiones geopolíticas globales, sustancialmente entre los EE. UU. Y China, se habían intensificado debido a este problema. El primer personaje reconocido con signos y síntomas cambió y luego se observó que no se encontraba bien el 1 de diciembre de 2019, y ese personaje ya no había visto conexiones con el grupo de mercado húmedo posterior.
Sin embargo, un caso de contaminación por adelantado debería haberse transmitido a una organización terrorista de la Organización Revolucionaria. Del primer grupo de instancias pronunciadas ese mes, las terceras partes se han relacionado con el mercado. La evaluación del reloj molecular indica que es posible que el caso índice se haya inflamado con el virus entre mediados de octubre y mediados de noviembre de 2019.
Casos
Artículos principales: pandemia de COVID-19 con la ayuda del uso de estados unidos y territorio e instancias de la pandemia de COVID-19Los casos acumulados mostrados con la ayuda de usa, a partir del 23 de junio de 2021
- 10,000,000+
- un millón nueve, 999,999
- cien, 000–999,999 10,000–99,999
- 1,000 – nueve, 999
- cien – 999
- 1–99
- Cero
Los recuentos de casos oficiales se analizan con la variedad de seres humanos examinados para detectar COVID-19 y cuya revisión se ha demostrado excelente en conformidad con los protocolos legítimos. Muchas naciones, al principio, tenían regulaciones legítimas que ahora ya no controlan a las personas con los mejores signos y síntomas moderados. Una evaluación de la primera sección del brote hasta el 23 de enero esperaba que el 86 por ciento de las infecciones por COVID-19 ya no se hubieran detectado.